El base de Atenas de Venado Tuerto enfrenta, además de sus rivales, a sus propios temores en cada partido.
Matías Lucero demostró ser un luchador incansable que, lejos de desmoronarse, ha aprendido a superar obstáculos tanto dentro como fuera de la cancha. Su trayectoria deportiva ha estado marcada por innumerables logros , pero quizás el mayor reto de su vida llegó fuera del parquet, cuando tuvo que enfrentarse a una enfermedad que le cambiaría la vida para siempre.
«Tuve que volver a nacer en el básquet,» confesó Matías, haciendo referencia al momento en que le diagnosticaron diabetes tipo 1 durante la pandemia. «Perdí todo, el tema de musculación, altura, todo… Pero eso me motivó a seguir, a volver a entrenar», remarcó con la voz quebrada, que el paso del tiempo no pudo superarlo. Para un deportista de alto rendimiento, que depende de su cuerpo para alcanzar sus metas, esta noticia podría haber sido el fin de la práctica deportiva, pero Matías decidió convertirla en el combustible que lo impulsaría a seguir adelante.
La diabetes no solo le arrebató kilos y fuerza, sino que también afectó su confianza. «Bajé más de 12 kilos, se me durmió la pierna izquierda. Perdí el salto, no podía entrenar porque ahí nomás me lesionaba,» recordó. Sin embargo, lejos de rendirse, Matías encontró en su pasión por el básquet la motivación para superar estas dificultades y volver más fuerte.
Durante esos meses de recuperación, San Juan se convirtió en su refugio. «No me quería ir de San Juan en ese momento, porque tenía miedo,» explicó. En medio de la pandemia y con el temor de dejar a su familia, la distancia y la enfermedad fueron un golpe duro. «Lloraba todas las noches, no me podían venir a buscar porque no te dejaban pasar, creo que eso fue lo que me causó el despertar de esta enfermedad», agregó.
Pese a las dificultades, Matías decidió no bajar los brazos y continuar luchando por sus sueños. «La recuperación y el volver a tener confianza me motivó a seguir cumpliendo mis metas,» aseguró. Hoy, a pesar de la diabetes, sigue adelante con su carrera, decidido a alcanzar la Liga Nacional, un sueño que tiene muy claro desde hace tiempo. «Mi objetivo cercano es jugar en la Liga Nacional, es un sueño que tengo y lo quiero cumplir», afirmó, mientras que se desempeña en la Liga Federal, integrando filas en Atenas de Venado Tuerto.
En su paso por Amancay con el Federal, Matías tuvo una temporada exitosa que reafirmó su capacidad para sobreponerse a las adversidades. «Tuve una buena temporada. Llegamos hasta octavos contra Salta y perdimos en suplementario en el segundo partido,» contó con orgullo. A pesar del desgaste físico y mental que le dejó la Liga Argentina, Matías continúa enfocado en su objetivo de llegar a la cima.
Consciente de que cada paso significa mucho esfuerzo en su carrera, Matías se ha preparado intensamente para lo que viene. «Me estoy preparando mucho para la temporada que viene. Entrené a full en San Juan con mi hermano», explicó. La disciplina y la tenacidad han sido sus aliados para mantenerse en la élite del básquet, un deporte que no le ha regalado nada, pero que le ha enseñado a luchar con todo su ser.
El camino de Matías no ha sido fácil, pero su espíritu inquieto lo ha llevado a convertirse en un ejemplo para otros jóvenes que, como él, enfrentan la diabetes. «Cualquiera puede hacerlo, cualquiera puede cumplir su sueño. Es ser constante y tener en claro lo que uno quiere,» afirmó con convicción, demostrando que la verdadera fortaleza se mide en la capacidad de levantarse después de cada caída.
«El miedo de que esta enfermedad me jugara en contra siempre estuvo, pero no tengo por qué temer ya que hay jugadores en la Liga Nacional que también son diabéticos,» explicó Matías, destacando que, si bien la diabetes es un desafío, no es un impedimento para seguir adelante. La resiliencia es parte de sus cimientos, no solo como jugador, que es quién lo expuso en el escenario de la competición y le permite alcanzar sus metas con toda esa mochila cargada de coraje que tiene para seguir luchando.
El apoyo de su familia y amigos fue más que importante en este proceso. «Nunca me dejaron caer, siempre estuvieron ahí para recordarme que podía hacerlo», dijo con gratitud. Matías también encontró en su equipo un pilar fundamental. «Mis compañeros y entrenadores siempre me apoyaron, me trataron con normalidad y me hicieron sentir que esto era solo un obstáculo más a superar»
«Quiero que sepan que la diabetes no tiene por qué ser el fin de sus sueños»
Matías Lucero, que el 5 de septiembre cumplirá 23 años, se puso la camiseta de la perseverancia. Su lucha contra la diabetes es un recordatorio de que, no hay obstáculo que no se pueda superar. En cada partido, Matías deja en la cancha mucho más que su talento: deja su corazón, su lucha y su deseo incansable de alcanzar la grandeza. Hoy, continúa entrenando en Atenas de Venado Tuerto con el mismo fervor que antes de su diagnóstico, pero con una nueva misión. «Quiero ayudar a otros jóvenes que atraviesan situaciones similares», expresó convencido. «Quiero que sepan que la diabetes no tiene por qué ser el fin de sus sueños», concluyó.