Después de completar su rutina de entrenamiento de la mano del Profesor Fito Fernández, con la ayuda de Ángel y Guillermo, Valentina Fernández está convencida de lo que quiere.
Tiene quince años y no solo cumple el rol de la hermana mayor, sino que también entrena duro esperando por una rival, «Hay que seguir esperando porque no hay chicas de mi peso», aclaró Valentina, que ya tiene dos años de experiencia entre las cuerdas.
Jorge «Quebracho»Fernández, que trae en la sangre el boxeo, le heredó a su hija mayor todo lo aprendió dentro del cuadrilátero. Por eso, Valentina que se entrena a conciencia todos los días, hace temblar el tablado con una calidad boxística que muestra la cantera femenina del pugilismo sanjuanino.
«Estoy entrenando duro para conseguir una rival pronto», manifestó la joven boxeadora después de completar una rutina de dos horas y media en el Gimnasio Armando Quiroga. Allí, en el Club Julio Mocoroa una piba de contextura menuda, parece pasar inadvertida entre los púgiles de renombre que cumplen con su entrenamiento. Pero a la hora de mostrar su gancho, parece que va descoser la bolsa que sostiene uno de los ayudantes.
No hay duda alguna que a Valentina Fernández le falta la rival. El pasado 28 de diciembre, cumplió su combate exhibición el mítico club de la calle Mendoza ante Pamela de Los Santos, representando a la categoría Mini Mosca Femenino. Fueron 3 rounds donde la quinceañera demostró que está para más y que en su elección por el boxeo no se equivocó.
Inquieta como pocos, disfruta del deporte como nadie. Disfruta de sus amistades como todo adolescente y comparte el tiempo entre el estudio y el gimnasio. «Este año año creo que me voy a cambiar al turno mañana, porque en la tarde me cortaba el entrenamiento y no siempre hacía los deberes», comentó Valentina, compartiendo una inocente picardía, muy típica en estos tiempos, aunque ella sí tiene el motivo perfecto para su justificación ante tal situación.
No es fácil estar en el gimnasio, con 25 minutos de sesión de sogueo, el salto en la soga en la que apenas se despega del piso, otros tantos minutos de ejercicios de estiramiento, fuerza para brazos y piernas, estómago y cintura; así como el guanteo en el mano a mano con el Profe Fito, hijo del reconocido Eduardo Fernández, desaparecido en septiembre del 2017 y, cerrar con golpes certeros en la bolsa. Aunque para la púgil de 1,50 metros de altura y unos 40 y tantos kilos, no tiene nada de complicado. La naturalidad con la que la hija mayor de «Quebracho» Fernández se toma la rutina, pareciera ser que el boxeo la eligió para ser una de sus representantes.
Las salidas con sus compañeros y selecto grupo de amistades, no son un impedimento de tanto en tanto en medio de los entrenamientos, aunque la joven, reconoce que no es muy afecta a ese tipo de distracción. Aunque nunca falta el desafío entre su grupo de pares, teniendo en cuenta sus habilidades en el gimnasio. «Por ahí jugamos a ver quién hace más fuerza de brazos y esas cosas», destacó Valentina.
Con la idea de traspasar fronteras, marca sus objetivos en el día a día, bajo la supervisión de un experto formador de púgiles, como lo es Fito Fernández, homónimo de apellido, de Valentina. «Quiero llegar muy lejos con el boxeo», confesó mientras recuerda que de esa forma Leonela Yúdica y Cecilia Román pusieron a San Juan en lo más alto.
Entrenamiento, herencia, compromiso y perseverancia, son los pilares que sostienen a la quinceañera que eligió el boxeo como una forma de vida, para mostrar que ella, Valentina Fernández, también puede escribir las páginas doradas del pugilismo femenino, y por qué no, lucir el máximo título como lo hicieron sus referentes a quienes ella hoy admira.
