10 noviembre , 2024
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San Juan

Joel Galván, el caucetero que la pedalea cuesta arriba

El pedalista que comenzó en el ruedo entre los Máster «B» y pudo darse el gusto en competencias de la Federación, integra la lista del Seleccionado Argentino de Paraciclismo. Con dos pruebas internacionales en la mira, Joel Galván se sube a su bicicleta motivado por los colores celeste y blanco. 

Dicen que cuando se quiere, se puede, y si a esa condición le agregamos la constancia y la voluntad, los resultados llegan a buen puerto. La vida de Joel Galván no fue nada fácil. A sus 21 años, lleva tres en el ciclismo, su historia clínica tiene tantas fojas como los kilómetros que lleva pedaleados. Su última intervención quirúrgica fue en enero del 2018, producto de una caída en el departamento de Pocito, mientras rodaba en el circuito de la CRI del Giro del Sol. Tras el suelazo, la clavícula y el fémur izquierdo no resistieron y forzó cuatro meses de abstinencia con el contacto con el ciclismo. Ni bien cumplió con la recuperación, volvió al ruedo junto a su fiel compañera de dos ruedas, la misma que lo llevará a ponerse la celeste y blanca en los próximos Juegos Sudamericanos de San Pablo y los Parapanamericanos de Lima.

Por esas cuestiones del destino, esas enfermedades de nombre largos y raros, se apoderó del fémur izquierdo de Joel en su primera infancia. El largo peregrinar entre hospitales y médicos, lo obligaron a pasar varios meses con las operaciones de rigor marcado por varios clavos. La consecuencia fue inevitable. La edad del estirón llegó, y la pierna izquierda retrasó su crecimiento. Con ello, llegaría la creatividad de papá Darío, que impulsado por la necesidad de ese niño inquieto, adaptó el calzado de su hijo mayor para que se desenvuelva en todos los terrenos, inclusive sobre los pedales.

La condición ciclista heredada por el pibe de Caucete desplegó el vuelo a los 18 años en el ciclismo no federado. Con el permiso otorgado para correr entre los Máster «B», aprendió a conocer el viboreo del pelotón y como sintió que se quedó corto, pasó a la Elite y no desentonó en la última Doble Media Agua.

El llamado del Pampa Ferrari que llegó en los primeros días de febrero, le dibujó una sonrisa imborrable al joven que vive entre las diagonales. El DT del seleccionado nacional de ciclismo adaptado lo convocó a formar parte del lote que se vestirá con la casaca argentina  para los compromisos internacionales. «Sigo entrenando firme, aunque ahora tengo que tener más cuidado con el tema de las caídas, para llegar en las mejores condiciones», comentó Joel tímidamente. «Mi familia está muy contenta por esta posibilidad que me dieron, y acá en Caucete fue una noticia muy bien recibida», aclaró.

Por estas horas, la motivación se apoderó del pedalista que junto a la albardonera María José Quiroga tienen la confianza de la provincia y del país depositada a sus espaldas. «Entreno sobre los 100 kilómetros, y estoy compitiendo entre los Máster «B» para mantenerme activo», manifestó Joel Galván, que ya demostró que está más que aprobado para romper la hegemonía del pelotón y de ponerle la cara al viento cuando la cosa se pone complicada.

El caucetero admira a varios colegas locales y también a los internacionales. Una larga lista de pedaleros a los que muchas veces, por cuestiones de distancia tiene que ver en la pantalla chica, pero de ciclismo adaptado poco hay, por lo que aún desconoce quiénes pueden ser sus potenciales rivales en las próximas contiendas con la Selección Argentina. «Algo estuve mirando, como para ir tomando contacto en el ciclismo adaptado, porque soy muy nuevo en esto», agregó.

Y mientras las horas de febrero empiezan a mostrar que las tardes se acortan, Joel no para con la preparación para lo que fue convocado. Gimnasio y pedales son la prueba de la puesta a punto del hijo mayor de Darío Galván que sabe que su objetivo está cada vez más cerca. «Tengo una meta por cumplir y quiero que dejar en alto a Caucete y a San Juan. Siempre soñé con correr a nivel internacional y por eso voy  a dar lo mejor de mí», concluyó Joel, que en junio estará en la línea de largada en el Sudamericano en San Pablo y en agosto, en los Juegos Parapanamericanos de Lima con el jersey celeste y blanco, pedaleando al compás de los latidos de un corazón bien sanjuanino.

 

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