10 octubre , 2024
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San Juan

Pasión por la vida misma

Irma Murciano y Julieta Ontiveros no se conocieron por casualidad. Te contamos la historia de las Gemas, dos angaqueras que recorren el país representando a san Juan en Tejo, con el Programa del Adulto Mayor.

Los encuentros diarios de Irma y Julieta en el Camping Municipal de Angaco se dan por diferentes motivos. Es que hace poco más de un lustro, las casi vecinas practican varias horas de tejo. Un poco de preparación física se complementa con el cuidado de las canchas en el predio, mientras ensayan técnicas de juego para seguir acumulando premios.

Parte de los premios que embolsaron las Gemas en su paso por los diferentes torneos provinciales y nacionales.

Se conocen de memoria. Julieta entiende a Irma y viceversa. Ambas, integran el Programa de actividades del Club del Adulto Mayor, y después de pasar por uno que otro partido de Newcom, se vieron atrapadas por la misma pasión. Las dos, coinciden que el tejo las sacó de un estado depresivo y ahora, representarán una vez más a la provincia en el Nacional de la disciplina. Y como saben de podios, se tienen una fe bárbara. Este fin de semana, las angaqueras viajarán a San Luis para medirse entre decenas de binomios de diferentes puntos del país.

Irma Murciano y Julieta Ontiveros recorrieron juntas muchos kilómetros. Los campeonatos de tejo provinciales, los Nacionales y los Juegos Evita del Adulto Mayor, son para ellas la motivación a seguir entrenando para vestirse con los colores de su departamento y de San Juan. A la par, van consiguiendo innumerables preseas, que forman parte de un abultado palmarés. Si bien al principio pasaron por varias sesiones para mejorar la técnica de juego, hoy repasan jugadas que parecen calcadas en las pistas de predio municipal.

En posición. Irma y Julieta se entienden con la mirada. El tejo, atravesó sus vidas en un duro momento, para mostrarles la luz de la esperanza.

La llegada al tejo de cada una de las Gemas, nombre que recibe el equipo angaquero, se asimilan entre sí. Antes de dedicarse al tejo, cada una pasó por un trago amargo en su vida personal. Pero como la vida misma tiene revancha, siempre aparece esa mano salvadora, que entrega sin esperar nada a cambio, y que su obrar llega más lejos de lo pensado.

Irma recordó que comenzó jugando al tejo en la Unión Vecinal, mientras que Julieta suelta el nombre de la profesora que las encaminó en este desafío. «La profesora Silvana Cuadrado nos empujaba a entrenar. Después nos dieron un lugar en este Camping», continuó Irma, señalando y describiendo el lugar en el que hicieron su propia cancha, en la que después de hacer los ejercicios de estiramiento y demás a cargo de la profesora, comenzaban con el entrenamiento específico del tejo. Ese, fue el punto clave para la conexión simultanea.

El tejo las eligió a las dos y las amalgamó para no soltarse nunca más. Llegaron las primeras selectivas a los Juegos Evita, que las pasaron como si hubiesen jugado desde siempre. «Y de ahí no paramos», proclamó Julieta, reviviendo esos momentos que hoy forman parte de su historia. Y tan motivadas estaban, que durante la pandemia del 2020 cumplieron con el protocolo para seguir entrenando cuando las actividades se iban reacomodando. «¡Nunca dejamos!», exclamaron al unísono como si fuera una respuesta que repiten a diario. «Nosotros teníamos un amigo que en su casa tenía una canchita, así que íbamos con los barbijos y el alcohol, aprovechando que era al aire libre», aclaró Julieta.

Uno que se prendió en la movida, fue Carlos Maza, el intendente de Angaco, que tras la solicitud de las Gemas, destinó espacio del Camping para la construcción de otras canchas. «Tuvimos contacto con otros clubes de otros departamentos y empezaron a venir a jugar», contó Irma con la alegría de ser la anfitriona de un campeonato que forma parte del calendario local.

La rutina previa a un torneo tiene una dedicación específica. La suma de horas semanales les permitió ganar técnicas que fueron parte de un proceso para avanzar en las mangas clasificatorias y definir finales. «Fuimos a competir a todos los departamentos y hemos ganado mucho», enfatizó Irma, quién remarca todo el tiempo la importancia de tener un espacio que les permite entrenar vastamente.

El próximo fin de semana, Irma Murciano y Julieta Ontiveros disputarán un nuevo Campeonato Nacional de Tejo para el Adulto Mayor. Llegar a esta instancia es el resultado de una extenuante clasificación entre otras duplas de los 19 departamentos de San Juan. Escenario que les resulta conocido, dado que fueron finalistas en los Juegos Evita del 2022. Y si bien ya pasaron por la experiencia de ganar, como en La Pampa, siguen preparando detalles para repetir en la localidad puntana.

A bicicleta o caminando, llegan Irma y Julieta al Camping Municipal de Angaco. Juntas, establecen el horario, que en verano la preferencia es el nocturno, mientras que en los meses de bajas temperaturas vuelven al ruedo en la siesta. Con un par de partidos por ronda, se entremezclan los mates y las conversaciones que les permiten elegir la estrategia de juego. Así, se pasan las horas cada uno de los días de la semana de las Gemas, lanzando sus sus inquietudes y malestares en cada tiro en pista de arena.

Julieta Ontiveros eligió pasar sus horas en las pistas de tejo. Es Campeona Nacional y va por otro título junto a su compañera inseparable.

Antes de llegar al tejo, las Campeonas Nacionales tenían otras actividades que llenaban sus días. «Yo cuidaba una nieta», sostuvo Julieta. Fueron tres años en el que disfrutó de la compañía de la pequeña hasta que un día, su hija se mudó con la niña, generando en esa abuela un sentimiento de angustia. «Mis pensamientos eran que debe estar con su mamá, pero sentía que me faltaba algo», agregó. «Tan mal me sentía que empecé a entrar como en depresión y cuando fui al médico me indicó que tenía que hacer algo». Tras la decisión, esta madraza de seis hijos y abuela de nueve nietos, se entrena a diario para colgarse medallas con cintas de todos los colores. «El tejo es como esa pastilla para salir adelante de todos los días», remarcó con la alegría de ser dueña de innumerables títulos y festejos.

A Irma, la vida le pegó fuerte. Tanto que le quitó parte de su ser. El duelo no tuvo tregua hasta que llegó el respiro. Sostenida en el abrazo de su compañera, descargó lágrimas de un duro pasado. «Perdí un hijo de 27 años. Fue fatal para mí y no podía salir adelante. Con el tiempo, se derrumbó la mitad de mi casa con una tormenta y a mi marido se le declaró un cáncer». Con el pecho cargado de angustia, recordó que fue su hermana quien le propuso hacer una actividad y la acompañó porque la vida sigue,y de eso no hay dudas.

Irma Murciano encontró la motivación en el momento justo. El tejo le acercó una amistad que se fortalece día a día.

Tras una década encerrada sin permitirse ningún tipo de distracción, porque no entendía cómo seguir de pie, Irma fue encontrando ese sentido en la práctica del tejo. «Tengo que seguir viviendo por mí», dijo Irma sin reproches, porque de a poco fue comprendiendo que su bienestar se manifiesta integralmente. «Lo mío es esto, acá me olvido de los problemas y no quiero decaer más en el dolor. Esto me saca de los pensamientos de tristeza y ya no lloro como antes».

En el repaso de los diferentes lugares en los que representaron a Angaco y a San Juan, ambas coinciden en que han recogido muchas amistades. Es que además de hacer una buena dupla, empatizan con sus pares más allá de los resultados de un torneo. «El tejo me llena de alegría. Porque tengo 67 años y nunca imaginé tener todos estos premios», afirmó Irma que no le gusta esconder sus sentimientos por lo que le apasiona.

Y que las Gemas puedan abrir su corazón para contarle a otros lo que han pasado para que ahora puedan disfrutar de este presente no es poca cosa. Porque ellas, no piensan en un campeonato o los resultados como primer objetivo. Lo que Irma y Julieta representan, son las historias de vida que se parecen a la de todos, en menor o mayor medida, y que juntas demostraron derribar esa barrera de la tristeza, del miedo, de la incertidumbre, para levantarla y pasar a convertirse en transmisoras de superación, sin olvidar el pasado, pero mirando para adelante siempre.

PH: ©Luis Guzmán

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